Foto sacada de internete |
Una vez más nos encanta recibir los Partos de nuestro queridísimo amigo Nacho, así que aquí os dejamos su genial forma de explicarse:
“Frida Street Food”
Tenéis derecho a pensar que solo escribo en positivo de los locales de restauración que visito, pero la verdad es que no me considero ni de lejos un gourmande y los sitios que no me agradan –que los hay- pues simplemente son obviados y, a parte de no volver, creo que no debo siquiera hablar de ellos. Al menos públicamente, en privado es otra cosa.
Unos viejos amigos, Beto e Inés, han abierto no hace mucho el restaurante de nombre “Frida” trasladándose desde el local donde empezaron en la Cuesta de las Cadenas que era lo más parecido a un pasillo estrecho que he visto. Ahora están en la Calle Santa Lucía en un local no demasiado grande pero en el que ya puedes estar cómodo.
Como su nombre indica, sirven sobre todo comida para llevar, pero al fondo hay cinco mesas donde te puedes quedar tan tranquilo a comer.
Entre semana no suele haber problema al mediodía según me dijeron, pero por latarde-noche es otra cosa; es conveniente reservar los fines de semana a cualquier hora pues el comedor no es lo que se dice grande y ya tienen su clientela fija.
En la cocina “vive” Inés, que lleva años en esto de la hostelería y es cocinera profesional. Digo esto porque es importante saber que no es solo una mujer que cocina bien y es intuitiva que ha puesto un local de comida; sino que sabe lo que se trae entre manos y el por qué hace cada cosa en cada plato. Y esto, lectores, es muy interesante, como sabéis.
“Beto” es –entre otras muchas cosas- músico, y hace unos años con su grupo hizo un par de giras por México, país del que vino encantado (incluso se trajo máscaras de luchador) y con ganas de traer algo de allí. Su gastronomía, por ejemplo, y hace muy buenos cócteles, por cierto.
Le reconoceréis por el sombrero “panamá” que luce, aunque no se si tendrá cuentas “off shore” de esas allí. Por alguna razón que se me escapa nos trajo la cuenta habiendo cambiado su sombrero por un auténtico casco de marine de esos de Viet Nam. ¿Desconfianza?. Pues no, resulta que es una “tradición” del local que indica que es hora de cerrar y es como un “aviso” a posibles disidentes.
En la barra y sirviendo mesas está Churi, amable, divertido y eficiente. Muy majo.
A eso de las dos y media allí que me presenté con mis dos camaradas habituales, Javi y Héctor; y he de confesar que los dos tienen, por viajes y por paladar más conocimiento que yo en eso de los platos “exóticos”; además de que su hobby es la cocina y no lo hacen nada mal, así que yo, a callar.
De entrada, a los tres nos gustó la decoración (se ve claramente la mano “amorosa” de los propietarios) y la exquisita limpieza del local (se ve claramente la mano de todos); y nos sentamos a comer.
La carta es suficientemente amplia y variada (siempre dentro de la oferta del local) como para que nadie se quede con ganas, y está escrita y comentada con sentido del humor que os sorprenderá gratamente, pues te cuenta no solo lo que estás pidiendo, sino la historia del plato en cuestión en tono jocoso.
Nos hizo gracia la “Ruleta Azteca”, que es como la “rusa” pero en divertido: cinco tacos de los cuales uno lleva una de esas salsas picantes infernales que te atrofian los sentidos durante el resto del día. Cada uno toma el suyo al azar y… Como ellos comentan, “cuatro ríen, uno no”.
Nos decidimos por el “Chili con Carne” y unos “Nachos Machos” como entrada común y luego un “Burrito”, una “Hamburguesa BB King” y un “Po`boy”.
El chili es su plato estrella, y estaba perfecto: suave al paladar y contundente al estómago. Lo comimos al estilo marinero: cucharada y paso atrás; y nos supo a poco.
Verdaderamente bien hecho y sabroso nos encantó a los tres, y podéis creerme si os digo que a veces no nos ponemos de acuerdo ni en respirar. Fuerte aplauso.
Los “nachos”, pues muy bien. La salsa contenía un guacamole casero exquisito con su toque de queso y tomate molido que francamente nos gustó mucho.
La carne que se sirve es 100% de tudanca, y se notó en la hamburguesa “BB King” que se zampó uno de mis amigos sin hablar, lo que en mi opinión es el mayor y mejor homenaje a una cocinera. Apenas me dejó invadir su plato con mi aguerrido tenedor para comprobar que, en efecto, la carne era de calidad.
El burrito, pues sabroso y hecho con ingredientes frescos y en su punto. El que lo comió, Héctor, me dejó probarlo sin demasiada resistencia (es más educado que el otro) y puedo atestiguarlo. Faja de torta de maíz, trozos de pollo (también ecológico y “tratado personalmente” por los dueños), queso fundido y una salsa llamada “Pico de Gallo” que no tengo idea de qué diablo puede ser.
Añado aquí que los platos salen de cocina sin picante alguno, pero puedes solicitar cualquier tipo de salsa para acompañarlos; desde la leve, infantil y ligera que ni te enteras de que pica hasta arrojar infiernos por la boca. Atención los “gallos” presumidos, si piden lo máximo en picante lo tienen también y pueden retorcerse en el suelo entre aullidos, y eso no da buena imagen.
Yo me decidí por el Po´boy, y no dejé residuo que se pudiese investigar. Se trata del famoso bocadillo que se sirve en las calles de Nueva Orleans, y su nombre se traduce como “chico pobre”, pues no es sino el bocadillo popular de los habitantes de allí que se ha convertido en un clásico por el turismo y los viajeros que van en busca de música y juerga que abundan en esa ciudad. (Y tiros, atracos y Gambas, lechuga, tomate y salsa Remoulade servidos entre dos rebanadas de pan semi tostado crujiente. Francamente delicioso y me declaro adicto a él desde hoy (ayer) hasta cuatro días después de muerto. No soy demasiado de hamburguesas ni de comida por el estilo, pero este bendito bocadillo es otra cosa.
El resto de la carta contiene ensaladas, hamburguesas (puedes elegir dentro de lo razonable los ingredientes que desees) y especialidades de la cocina “Tex-Mex” que probaremos en otra ocasión, mas postres diversos.
Y si tenéis suerte y vais por la tarde podréis tomar el mejor cóctel “Margarita” del mundo; me batiré con los discrepantes si los hay en singular duelo. No tuvimos esta vez la fortuna, pero yo les he bebido hace mucho del mismo autor y no tienen rival que yo sepa. Son fantásticos.
Sangría, vinos y cervezas completan la oferta para acompañar.
He de confesar que se me ocurrió escribir sobre el “Frida” una vez comenzada la comida, y a mi compadre se le ocurrió tomar las consabidas fotos ilustrativas; pero los chiles con carne ya eran un vago recuerdo y de los nachos quedaba la mitad. Otra “Frida Street Food”. Mucho más que una hamburguesería, tampoco es un restaurante clásico al uso y no es demasiado grande, pero… recomendable y recomendado.
By Nacho 16/04/2016
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