Pasión por la buena restauración, cansados de leer lo mismo de siempre, un punto de vista del propio usuario de restaurantes y compradores de vinos, y demás bebidas. #BeberOCatar, #ApertasDoViño
martes, 13 de septiembre de 2011
Restaurante La Yerbita (Sobarzo) Manteniendo el nivel
Un Jueves al mediodía de Septiembre, cómo pega el sol. Bajamos de Villacarriedo, se nos hace tarde, y paramos en Sobarzo, en La Yerbita. Hacía ya no se cuánto que no comíamos en casa de nuestros amigos Alberto y Marian. Bueno hace mucho que no salgo por ahí, y lo notáis por las pocas entradas que hago en este blog de nuestros queridos Minniky y Ankabri.
Vamos tres a comer, nos sentamos en la terraza, bajo los toldos que han puesto, y se está genial, pedimos la carta pero nos ofrecen tomar el menú del día, que se compone de 4 entrantes y 3 segundos, más postre a elegir, y un precio de 15 €, y no lo dudamos, directamente pedimos ese menú.
Mientras esperamos miramos a nuestra izquierda y vemos una tomatera, con un tomate bien maduro y una pinta más que apetecible,
y cómo no, vamos a echarle morro y le dije a Alberto si se podía comer, le faltó tiempo para prepararle:
Para beber simplemente nos quedamos con unas cervezas, San Miguel Selecta, ya que por desgracias no tiene la querida Estrella Galicia, habrá que regalarle unas cajiñas :)
Eso si no perdí la ocasión (o le volví a echar morro que también puede ser) para solicitar una copa de blanco Godello Carrales de Cayón, de la Costa de Cantabria, le había probado al poco de salir y quería ver que tal había evolucionado, y no estaba nada agradable, excesivamente ácido, y con un aroma muy corto y astringente, que lástima, a ver que tal se da la nueva cosecha.
Y empezamos, Marian, siempre con una sonrisa, nos trae los primeros:
Arroz con bacalao
Sabroso, con un puntito de ajo muy agradable, tal cual lo que se espera, un buen grano de arroz. Rico.
Champiñones rellenos, gratinados con bacon y ali-oli:
napados con el ali-oli gratinado y nueces, la verdad con un buen sabor, y un ali-oli bastante fino, bien ligado, un plato muy típico pero bastante bueno.
Ensalada de queso de cabra:
Pues lo que es, sin misterio, pero lo que buscamos, una ensalada con el típico cóctel de lechugas (lollo rosa, hoja de roble, escarola, lombarda) también con unos palitos de sésamo y el rulo de cabra sobre ello, muy agradable, quizá le faltara una mermelada de tomate o parecido, pero ese es nuestro gusto particular.
Repetimos cervezas para saciar el pedazo calor con el que nos atizaba el Sol y nos traen los segundos:
Chuletillas de cordero:
Poco que decir, las típicas chuletillas a la plancha, pero bien hechas en su punto, eso si con sus patatas y pimientos.
Bocartes rebozados:
Abiertos en librillo, como debe ser, y jugosos, buen punto para que no se queden secos.
Hamburguesas de Potro:
Me encanta el potro, anda que no hacía tiempo que no lo como, creo que desde que vino la época de las vacas locas. Con un poco ali-oli, una cebollita pochada, patatas chip y biscote. Pues lo que es clásico pero con sabor y bien hecho.
y ala siempre recordaremos la gula que nos persigue, cómo no vamos a pedir postre.
Alberto nos trae un poco de vino dulce un Naranja de Oro de bodegas Díaz, en bullullos del Condado (Huelva), el ya típico palomino, envejecido con la piel de naranja, agradable, con el azúcar justo para no empalagar. Con ese típico sabor de bizcocho borracho.
y los postres son:
Sorbete de mandarina:
Sin nada de hielo, refrescante para este día tan tórrido.
Arroz con leche:
Bien presentado, y conseguido, la típica lucha de qué rico estaba el arroz con leche de la abuela. Este no lo estaba tanto, pero si está rico, con la justa canela, muy bien.
Yogur de leche de cabra:
También refrescante y muy bueno de sabor, acompañando una mermelada de frutos rojos que le venía muy bien.
Cafeses, y demás para un menú del día que estuvo muy bien.
Gente muy agradable de verdad, y pendiente de todo, al momento del postre el toldo ya no nos tapaba, a quien se le ocurre mover el sol por favor, y Marian nos cambió de mesa a otra donde había sombra. Eso es querer hacer los cosas bien, y que el cliente se sienta a gusto.
Me encanta ver que esta gente sigue ahí, luchando, trabajando, y atendiendo para hacer las visitas a La Yerbita, un momento de relax. Y encima con ese menú del día que está verdaderamente genial.
Volveremos, lo contaremos, tardaremos 4 años ???? Esperemos que no.
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